domingo, 29 de marzo de 2009

DELFINA OLASO


Graduada del Instituto Crandon.


Becaria AFS (Piflsburgh, Pa., 1962) y BID/INTALa
“IX Curso Regional sobre Integración en América latina’ (Buenos Aires, 1977).
Certificate of Proficiency with Honors, University of Michigan (1989).
Integra el Taller de Técnicas de Escritura de Raquel de León desde 1996.
Publicó sus primeros cuentos en “Momentos para escuchar crecer las piedras” (1998)




DIOS NO TIENE E-MAIL

Primer Premio,
XV Concurso Lfterario
“Melvin Janes, 1 998,
auspiciada por Club de Leones
Montevideo - Buceo
y Asociación
Patriótica del Uruguay


Había recibido el doctorado en la Facultad de Ciencias Socio-Tautológicas con un trabajo titulado “La hamburguesa como elemento de transmigración cultural en el Siglo XX “ premiado con la Hamburguesa de oro distinción otorgada anualmente por la Fundación Mc Donald’s a estudios sobresalientes en el área de “Alimentos biodegradables precursores del desarrollo tecnológico’. La era de los tecnosauros exigía mantenerme actualizado y así, cuando en el año 2064 se habilitó un postgrado para un “expertising’ en jergas arcaicas, me sumergí en la búsqueda frenética de un ser misterioso, mitológico, superior que había sido conocido con el vocablo Dios en el siglo pasado.

Me sorprendió que Dios no tuviera E-mail. La ardua investigación no admitía final tan errático. Y más aún me sorprendió la angustionte sensación de soledad mientras emprendía el trabajo para mi tesis de graduación como VIP (Versado Idóneo Pesquisidor) en Palabras Exóticas.

Un trabajo fascinante. Cuando a las cuatro años recibía el adoctrinamiento de conceptos básicos administrado por los Grandes Padres, ya la muerte de muchas palabras había despertado mi curiosidad. Algunos Maestros Mayores a veces los usaban provocando confusión en sus oyentes. Libertad, alma, ilusión, devoción, intangible, caridad, ternura, indulgencia, ocio, misericordia, fe, evocaci6n, espontáneo son apenas algunos ejemplos.

Es así que me convertí en VIR-PE por mi predilección por lo antiguo. Era tan difícil imaginar un mundo donde el dinero plástico el sexotrón automático, los vehículos a aíre contaminado, loss obleas nutricionales, la video-lectura virtual y todos los imprescindibles servicios de nuestra era de hiper-redes cibernéticas no formaran parte del diario vivir que mi niño interior, aquel que recordaba frangmentariamente cuentos de una abuela a quien creía algo maniática o alienada, despertó con intensa curiosidad al desafío.

Hete aquí que revisando uno perímida “CeDeoteca” conteniendo lecturas de pensadores del siglo de la conmoción tecnológica, encontré un término desconocido: PLENITUD. Nunca había vísto antes esa palabra. No tuve más remedio que consultar el ideario de los Venerables (previo pago de honorarios por concepto de impuesto a la creatividad) a fin de obtener alguna definición o aproximación a su sentido ínsito. La tarea no era fácil, pues debía recorrer autores con nombres excéntricos como Khalil Gibron, Rudyard Kipling, Anthony de MeLlo, Lasalle, no individualizados por el compendio de símbolos con registro común en cualquier pracesador de esta era. Encontré algunos vínculos dispersos. Al parecer PLENITUD fue un atributo de ciertos antiquísimos personajes de la era oscura llamados ‘santo” en algunos casos o espíritus puros en otros.
Más adelante comprobé que los santos se encontraban relacionados con una figura mítica llamada DIOS. Finalmente consulté la univercic!opedia virtual. Fuí atendido por un modelo Intelpentium 7.8 Gb que se adaptaba con notoria dificultad a las perimidas tarjetas de sonido y al rudimentario lenguaje Windows 2017 en el que habían sido activadas.

Aparentemente Dios era un personaje que estaba en todas partes, Gibran decía ‘Y si conocierais a Dios no os dedicaríais, por tanto, a resolver misterios’, O “mirad hacia el cielo y lo veréis caminando entre las nubes mientras extiende sus brazos con el relámpago y desciende en lluvia”. Pero también asumía, en algunos textos, características humanas. Encontré el término plenitud incorporado al léxico utilizado por este Ser y sus seguidores. Fue entonces cuando decidí abrir un registro en mi netcionorio dispuesto o comunicarme con quienquiera tuviese información sobre lo entidad buscada.

Las horas resultaron cortas para la obsesiva exploraci6n de mi objetivo a través de la red. Varios navegantes salieron al encuentro de ese arduo peregrinar. En los siguientes meses apenas me permití algunas transgresiones a mi deomanía: una consulta virtual al oftalmólogo para renovar la lentilla intraocular refractaria a los rayos del computador, algún ejercicio para evitar la atrofia de los miembros inferiores en el caminero eléctrico y la ineludible obligación de vigilar el riego por goteo de la selva bonsai que los humanoides del planeta debemos mantener en nuestras viviendas para evitar lo clorofilasia.

Acumulaba fragmentos de informaci6ri, clasificaba meticulosamente libros y autores. Cuanto más descubría, más ignorante me sentía. Una mañana cualquiera desperté sobresaltado. Había olvidada la rutina de asepsia anticontaminante la noche anterior. Conecté el aparata oxigenador y ya desvelado, me senté frente al monitor de la computadora que dejaba siempre encendida. Su luz era irritantemente fulgente. Moví el botón de opacidad. Nada. revisé las tomar de conexión. Nada. Apagué el PC y a luz se extendió a mi alrededor. En la pantalla oscura se delinearon con claridad algunas citas de un libro de Coelho que aún no había examinado. ‘Dios está aqui ahora, a nuestro lado”, “Para encontrar a Dios, basta con mirar al rededor” “Ese enuentro no es fácil. “A medida que Dios nos hace participar de su misterio, nos sentimos más desorientados. Porque él constantemente nos pide que sigamos nuestros sueños y nuestro corazón..”.
” Y descubrimos con sorpresa que Dios nos quiere ver felices, porque El es padre. Y madre”. Formamos parte de su sueño y El quiere un sueffo feliz. Por lo tanto, si admitimos que Dios nos creó para la felicidad tendremos que asumir que todo aquello que nos lleva a la tristeza y a la derrota es culpa nuestra.

Me quedé absorto mirando tan sabias y simples palabras. Pensé entonces en la esencia de la humanidad, en la trascendencia del hombre. ¿Quién soy yo ?, me pregunté en silencio, anonadado por primera vez en lugar de ¿Qué soy yo?. En la pantalla apareció una frase como respondiéndome. “La mejor manera de conocernos a nosotros mismos es en diálogo y el diálogo más revelador es el diálogo con Dios en fe y entrega... frente aun Dios que es siempre eterno y siempre nuevo, recobramos nuestra novedad, nuestro presente y aprendemos, de quien en su ser infinito no se repite nunca, a reflejar en nuestro presente la PLENITUD de su eternidad:” (Vallés)

Allí estaba nuevamente la palabra inquietante. ¿Cómo alcanzarla ? ¿Cuál sería mi tarea de aquí en más? -pensé angustiado.

‘Al día le basta con su tarea, es la fórmula fundamental para la paz del alma que El proclamó desde lo alto del Monte El día. El momento. Paso paso. El hoy en toda su PLENITUD. Nada de ayer ni de mañana. Acaba con el peso del pasado y las nubes del futuro y encontrarás paz, equilibrio y gozo. “(Vallés)

No sé cuándo ni como volví a dormir. A la mañana siguiente no bien desperté fui a constatar que el micro estuviera encendido sospechando que todo había sido un sueño. Pero la pantalla estaba a oscuras. Con temor de que algún percance le hubiera ocurrido al disco duro y la valiosa ciclopea investigación se hubiera perdido, accioné los comandos. Todo normal. Busqué en los archivos Coelho y Vallés y encontré las citas. Quería compartir la experiencia con mi mujer, pero antes disfruté con egoísmo de todos los nuevos significados de aquellas ancianas palabras. Y en medio del estado de placidez y satisfacción que me acometió, con las manos cruzadas sobre la nuca y las piernas estiradas, me encontré leyendo ya sin sorpresa un nuevo mensaje que el PC me enviaba “En lo más profundo de vuestras esperanzas y deseos, late en silencio vuestro conocimiento del más alá (Gibran).